La familia del Presidente
Ollanta Humala, el guardián socrático de la Constitución porque así le corresponde, se escuda en la nimiedad de los temas para escamotear las preguntas difìciles. Es decir, no es un tema de Estado el privilegio carcelario al hermano del Jefe de Estado, precisamente. No es tema de Estado el traslado de un penal de máxima seguridad a una carceleta en el alma mater de Antauro (un conspicuo lider asociado a conflictos habidos y por haber). No es tema de Estado un temita que ha colocado contra las cuerdas a un impecable ministro de Justicia.
Me pregunto si abrir la jaula, violar la Constitución y apañar tráfico de influencias (vía i Phone) desde la cúspide del poder no es un tema de Estado. Porque no es Perico de los Palotes el reo dorado sino un personaje que ha demostrado cuotas de poder que lo colocan en situación expectante.
No sorprendería que en la estación que sigue, el reo radical y fraterno sea devuelto a sus fueros y exhiba los galones que lo encaramen al coronelato, nada menos.
Pueda ser que la vida familiar de un gobernante deba amurallarse, pero este no es un tema de chelitas a media tarde en la terraza de la casa, es una grosera vulneración de la ley que pone en entredicho la neutralidad que debe guardar un Presidente.